En Estados Unidos, en 1977, se detecta por primera vez un virus muy pequeño (Parvovirus) que produce una gastroenteritis altamente contagiosa entre perros. Esta enfermedad se diseminó rápidamente por todo el mundo, llegando a Chile en 1980.

Este virus sólo provoca la enfermedad en perros domésticos y salvajes, y otras especies emparentadas. No se transmite al hombre; pero tanto las personas como otros animales pueden transportar la enfermedad a los perros.

Los lugares de mayor riesgo para los perros son: criaderos, exposiciones caninas, tiendas de mascotas, parques y plazas. Un perro que está confinado en una casa o departamento, y que rara vez tiene contacto con otros perros está menos expuesto, pero no inmune. Esta infección se disemina a través de deposiciones de perros enfermos o a través del contacto con alimentos o utensilios contaminados. Grandes cantidades del virus son eliminados por los excrementos de los perros infectados. El virus es muy resistente a condiciones ambientales extremas (frío y calor) y puede sobrevivir por largos periodos. Este virus es fácilmente transportado de un lugar a otro, a través del pelaje, zapatos, objetos contaminados, etc.

En la década de los ochenta, los animales más susceptibles a este virus eran cachorros menores de 1 año de edad y sólo un 5% correspondía a perros mayores. En la actualidad, los cachorros más susceptibles son los menores de 6 meses, y se considera que los perros mayores al año de edad tienen muy pocas probabilidades de enfermar. Lo anterior se ha logrado por los programas de vacunación instaurados a nivel mundial y nacional.

Los cachorros desde el destete hasta los 6 meses de edad, presentan el mayor riesgo de enfermar. Además, se ha detectado que las razas: Ovejero Alemán, Rottweiller, Doberman y Labradores, tendrían mayor susceptibilidad al Parvovirus.

¿Cómo saber si su perro está cursando la infección?

Los primeros signos clínicos de la infección con Parvovirus son: decaimiento, pérdida del apetito, vómitos, y diarrea frecuente y profusa. La temperatura rectal puede aumentar a 40°C; siendo la temperatura rectal normal en perros adultos de 38,5° C; y 39, 3° C en cachorros.

Los signos clínicos aparecen entre 5 a 7 días después de la infección . Al inicio del la enfermedad, las fecas son de color gris claro o gris amarillento. A veces, el primer signo más evidente es diarrea sanguinolenta (con sangre).

Los perros y especialmente los cachorros menores a 3 meses de edad se deshidratan rápidamente ante la existencia de vómitos y diarrea, lo que dificulta el funcionamiento de los órganos vitales como corazón, riñón y cerebro. Algunos perros pueden vomitar en forma muy frecuente (610 veces al día) y presentar diarrea sanguinolenta, la que incluso llega a eliminarse en forma explosiva.

La mayoría de las muertes ocurren dentro de las 48 a 72 horas después de iniciarse los signos clínicos, especialmente en cachorros menores de 3 meses de edad. Un alto porcentaje de los cachorros muere por 'shock' hipovolémico (producto de la deshidratación) y por septicemia, producto de infecciones oportunistas severas.

Otra forma de infección parvoviral, menos frecuente es la inflamación del músculo cardiaco (miocarditis), en cachorros menores de 3 meses de edad. Este cuadro puede producir la muerte rápidamente, sin signos clínicos previos, debido a que los virus se multiplican rápidamente en las células musculares cardíacas. Algunos cachorros pueden sobrevivir a este cuadro pero posiblemente quedarán con algún orado de falla cardiaca permanente.- Incluso algunos perros pueden morir semanas o meses después de su recuperación clínica.

¿Cómo se diagnostica la enfermedad?

Un médico veterinario puede hacer un diagnóstico inicial basado en los signos clínicos, y tratando de excluir otras causas de diarrea y vómitos. Sólo se puede llegar al diagnóstico definitivo si se realiza alguna prueba diagnóstica específica para Parvovirus. En la actualidad existen pruebas rápidas que se pueden procesar en pocos minutos, incluso en la misma clínica veterinaria y que detectan la presencia del virus en las heces.

¿Cuál es el tratamiento de la Parvovirosis?

En la actualidad aún no se han desarrollado drogas capaces de actuar en contra de este virus, por lo que el tratamiento médico es de tipo sintomático y de soporte. Esto quiere decir que al paciente se le administrarán fluídos para recuperaran el líquido y electrolitos perdidos en los vómitos y diarreas. Generalmente, ante la pre-sencia de vómitos no es útil dar los medicamentos a tomar (vía oral), por esta razón los medicamentos se administran por inyecciones intravenosas, subcutáneas o intramusculares. Además de la terapia de rehidratación, el tratamiento médico utiliza drogas que controlan los vómitos y la diarrea; y antibióticos que evitan la instalación de infecciones oportunistas.

El objetivo de este tratamiento sintomático y de soporte es 'ganar tiempo', para que el paciente pueda montar una respuesta protectora y superar la enfermedad.

¿Cómo se previene la infección por Parvovirus?

La infección por Parvovirus se previene a través de la vacunación de perros a partir de los 45 - 60 días de edad. La vacuna que se utiliza en Chile es una vacuna con virus Parvovirus vivos no patógenos, que se multiplicarán dentro del cuerpo del perro vacunado y montarán una respuesta inmune defensiva. El sistema inmune de los cachorros es inmaduro hasta alrededor de los 5 meses de edad, por lo que se deben aplicar revacunaciones en el primer año de vida. Después del año de edad las vacunaciones son anuales.

El hecho de vacunar a un perro no garantiza en un 100% que esté libre de enfermar; pueden existir perros que aún vacunados no montan una buena respuesta inmune a la vacuna. Las principales razones de estas fallas vacinales son:

-Vacunar a un perro enfermo o incubando alguna enfermedad:Siempre, antes de vacunar a un perro, éste debe ser examinado por un médico veterinario que descartará la presentación de enfermedades que puedan interferir con la respuesta a la vacuna. Si se vacuna un cachorro que está enfermo o incubando una enfermedad, su sistema inmune estará sobreexigido tratando de contrarrestar la enfermedad y tratando de generar una respuesta inmune efectiva contra los virus de la vacuna. Obviamente hará ambas cosas de forma deficiente, con riesgo para la salud del paciente y con pérdida de dinero para el propietario.

-Vacunar con vacunas inactivas (no refrigeradas):Las vacunas contienen virus vivos modificados que necesitan de bajas temperaturas (3º-6ºC) para mantenerse viables. Cuando las vacunas son adquiridas en farmacias y no se mantienen a estas temperaturas de refrigeración, los virus pierden viabilidad v esta vacuna no cumplirá ninguna función protectora.

-Revacunar con lapsos de tiempo inadecuados:Si las vacunas, especialmente durante el primer año de vida son colocadas en forma muy espaciada, es decir más de 40 días entre una dosis y otra; no se producirá el efecto de 'refuerzo' entre ellas, efecto que es necesario para obtener en el perro una protección efectiva y duradera contra la enfermedad.Para evitar la diseminación de la enfermedad, se deben desinfectar áreas y utensilios en contacto con pacientes enfermos o con fecas de pacientes enfermos o sospechosos de haber presentado Parvovirus. El desinfectante de elección es el hipoclorito de sodio (cloro) en una dilución de 1 parte de cloro y 30 partes de agua.

Es importante también, evitar cualquier situación estresante y de riesgo, especialmente en el caso de cachorros sin vacunas Ej.

- evitar el contacto del perro con perros vagabundos - evitar el contacto con fecas de perros desconocidos (especialmente en plazas y parques) - evitar el contacto con utensilios de otros perros, especialmente si no se encuentran con sus vacunas y desparasitaciones al día. - Evitar los baños en cachorros, salvo que estos sean con champú en seco (talco) - Evitar los cambios bruscos en la dieta y la ingestión de alimentos descompuestos o nocivos.

Ante la presencia de decaimiento, pérdida del apetito, vómitos y/o diarrea se debe consultar rápidamente a su médico veterinario.