Al remontarse a los inicios de la humanidad contemporánea, el tema de la analgesia-anestesia giraba en torno a dos extremos, uno sostenía que la tolerancia al dolor mostraba fortaleza física y espiritual y el otro más compasivo, que el sufrimiento debía minimizarse. Los Egipcios describían tratamientos medicamentosos que decían aliviar el dolor. Sin embargo, evidencias pictóricas dejadas por ellos, muestran que pacientes sometidos a cirugía permanecían con sus ojos abiertos y con expresiones de gran sufrimiento, lo que hace presumir que la anestesia quirúrgica, como la concebimos hoy en día, era desconocida entonces. Las civilización mesopotámicas basaban su práctica módica en la magia y fue sólo en las culturas Romanas y Griegas que la Medicina pasó a ser una ciencia, Sin embargo, hay muy poca evidencia de que existiesen entonces anestesias reversibles.

Un agente interesante de destacar es la Mandrágola, una planta que podía ser inhalada, comida, bebida o fregada en el cuerpo para inducir analgesia. Esta fue utilizada por los Romanos y antecedentes proporcionados por poetas de la época relatan su uso para prolongar el martirio en los ajusticiados que crucificaban, dado que evitaba un rápido desenlace producto del intenso dolor y asfixia que sufrían.

Desde el siglo II hasta el siglo XV parecen haber pocos intentos por desarrollar medios para aliviar el dolor. Muchas culturas creían que esto era sacrílego a antinatural, Métodos rudos y físico  eran utilizados cono alternativa La oclusión de las carótidas, ocupada por los Asirios para realizar la circuncisión en los hombres, el uso de agua fría para drenar abscesos e incluso la conmoción cerebral eran métodos comúnmente utilizados.

Un cirujano experto y con conocimientos, era capaz de realizar una amputación de un miembro en menos de un minuto. Esto se realizaba habitualmente embriagando al paciente previo al procedimiento, para así disminuir su estado de conciencia. Luego, se le ataba a una mesa y era sujeto firmemente por fornidos ayudantes, que permitían la realización de la cirugía pese a los movimientos y agonía del paciente. Todo este angustiante proceso debía llevarse a cabo en el menor tiempo posible y con suma precisión, o sencillamente sin ninguna, y con un instrumental que consistía básicamente en cuchillos y sierras de considerable filo y peligrosidad. Existen antecedentes de que en más de alguna ocasión, ayudantes y cirujano terminaron heridos producto de esta tribulación.

La hipotermia, como método para disminuir respuesta al dolor fue reconocida accidentalmente a principios del siglo XIX. Larrey, el cirujano de Napoleón Bonaparte, observó que durante la Batalla de Eylau, en donde las temperaturas eran alrededor de - l00 C, la cirugía de amputación de extremidades puede ser realizada sin dolor en los heridos.

Muchas de las técnicas de resucitación y anestesia utilizadas en los siglos XVII y XVIII, han sido redescubiertas y se realizan actualmente con máquinas de gran tecnología. Hacia fines del siglo XVIII personas con ciertas alteraciones pulmonares eran puestas sobre el lomo de un caballo para aliviar su condición respiratoria. El animal se hacía trotar produciendo así en el paciente cortos y frecuentes movimientos del tórax, remedando lo que hoy se realiza con complejos aparatos de hiperventilación. Por otra parte, a los ahogados de aquel entonces y a otros afectados que se les intentaba reanimar con respiración asistida, eran intubados con traqueotubos de bronce sin ninguna delicadeza ni asepsia. Esta maniobra, no muy distante de ser un barbarie, hacía que muy pocos sobrevivieran al procedimiento como para contar posteriormente su experiencia.

A través del tiempo, múltiples ensayos, observación de efectos en animales de experimentación y lo que es insólito, repetidas pruebas realizadas en los mismos investigadores, fueron generando información respecto de las formas de acción de las diferentes drogas anestésicas existentes, ya sea inhalantes como inyectables. Si bien, fue en el siglo pasado cuando a través de grandes descubrimientos se hicieron importantes aportes para el nacimiento de lo que es hoy la Anestesiología como especialidad, sólo en el siglo XX se desarrollaron nuevas drogas, técnicas de administración y procedimiento anestésico que permitieron depurar, discernir y objetivar su administración y uso terapéutico.

Los anestésicos inhalantes comenzaron a ser utilizados en la práctica clínica en el siglo pasado. Sin embargo, la comprensión de sus efectos y metabolización por parte del organismo recién se dilucidaron en forma completa en la década de 1960 por Van Dike. La introducción de los barbitúricos solubles iniciaron una nueva era en la anestesia general por inyección endovenosa (EV). Los primeros derivados del ácido barbitúrico presentaban como principal limitación su largo período de acción. En 1928 el Amobarbital sódico se utilizó en animales y el Pentobarbital se utlilizó intravenosamente en 1930. En 1933 se introdujo el Evipal sódico y se consideró un marcado avance en la anestesia EV, como consecuencia de una rápida acción hipnótica de breve duración. En 1934 se introdujo en Tiopental sódico que tenía ciertas ventajas sobre el Evipal. En estas primeras décadas del siglo todavía se mantenían métodos primitivos para la evaluación de algunos fármacos, como por ejemplo la aplicación de puntas de fierro incandescente en caballos para determinar la capacidad de anestesia y analgesia de algunos drogas.

En Medicina Veterinaria el desarrollo de la Anestesia la tenido grandes cambios desde mediados de este siglo. Puntos de vista prácticos hicieron primar el desarrollo de inmovilidad con la mayor analgesia posible, de manera de poder superar poblemas cotidianos de forma segura y económica. Por años los ensayos anestesiológicos en animales apuntaron a una aplicación clínica en seres humanos. Sin embargo, con los cambios producidos por el desarrollo en las sociedades, mascotas y animales de importancia económica fueron determinado mayor precisión. certeza e inocuidad cuando de episodios de anestesia se trataba.

Mucho tiempo ha transcurrido desde los inicios de la anestesia y es gigantesco el progreso alcanzado por esta especialidad. Sin embargo, nadie sabe todavía cuál es el mecanismo íntimo por el cual los anestésicos causan anestesia.

Lo magnífico de un anestésico no es sólo el que duerme al paciente, sino que permite que este despierte posterior a su administración. Dormir es mucho menos complicado que despertar e indudablemente una vez que se conozca todo lo que se relaciona con el estado de vigilia, el misterio de la anestesia estará a punto de dejar de serlo.