En Europa, durante el siglo XIX, se describe por primera vez la psitacosis como una grave enfermedad de tipo respiratoria en el hombre. Esta enfermedad se asoció al contacto con aves psitácidas importadas desde Sudamérica, razón que explica su denominación inicial como 'Psitacosis o Fiebre de los loros'. Sin embargo, en 1941 se comprobó la presencia del agente causal en numerosas especies de aves no psitácidas, por lo que se sugirió el término de 'Ornitosis' para la enfermedad en el hombre y de 'Clamidiosis aviar' para la infección en aves. El agente causal corresponde a la bacteria denominada Chlamydia psittaci, actualmente conocida como Chlamydophila psittaci (C. psittaci). Esta bacteria se caracteriza por ser un microorganismo atípico tanto en su tamaño, forma y ciclos de replicación, como también por su incapacidad para sintetizar energía, razón que la obliga a desarrollarse exclusivamente en el intracelular de las células que infecta.

C. psittaci es una bacteria que afecta primariamente a las aves, pudiendo transmitirse al hombre. Se describe principalmente en aves de compañía, como catitas, loros, papagayos, guacamayos y también en palomas. Se presenta además, en aves domésticas como son pavos, ocasionalmente en patos y gansos y en forma excepcional, en pollos. También se ha asociado a enfermedad en gatos y ovejas, entre otros animales.

En nuestro país, la psitacosis se ha notificado ocasionalmente, estando la mayoría de los casos relacionados con aves psitácidas. En 1990 se informaron cuatro casos de neumopatía atípica en un grupo familiar, con el antecedente epidemiológico de contacto reciente con un ave psitácida enferma que, posteriormente muere.

Un estudio serológico realizado mediante una técnica de Inmunofluorescencia comprobó la presencia de anticuerpos contra C. psittaci y confirmó el diagnóstico presuntivo de psitacosis. En todo caso, la prevalencia de la enfermedad tanto en el hombre como en los animales seguramente está subestimada, por la dificultad de su diagnóstico y por los casos que no son informados.

Enfermedad en las aves

En aves de vida libre la transmisión natural se produce principalmente por vía aerógena y, secundariamente, por vía digestiva. Las aves que sufren la enfermedad clínica, como aquellas que estando infectadas no demuestran signos clínicos (portadoras o clamidiosis latente), pueden eliminar la bacteria en sus secreciones nasales y sus heces.

La infección en las aves se inicia al tomar contacto con materiales contaminados con la bacteria o por la inhalación del polvillo resultante (aerosoles). La difusión del agente se facilita en aquellas aves que cohabitan en estrecho contacto, como el caso de la cotorra común que vive con otros ejemplares en grandes nidos comunales o el caso de las palomas que se desplazan en bandadas. La eliminación del agente infeccioso entre las aves con clamidiosis latente, puede activarse con diversos factores de estrés como el hacinamiento, el transporte y el enfriamiento. Las aves pueden parecer sanas, pero son portadoras de C. psittaci y pueden eliminar el agente en forma intermitente, el cual es resistente a la desecación permaneciendo infeccioso por varios meses.

La presencia de esta bacteria en aves urbanas puede constituir un riesgo para la salud pública. Tanto en Europa como en USA se ha descrito la presencia de varios serotipos de C. psittaci en palomas domésticas, los cuales coinciden con algunos aislados en la población humana. En nuestro país, en un estudio realizado por nosotros en 92 palomas de vida libre capturadas en la Región Metropolitana, se encontró seropositividad en 14% de ellas.

Signos clínicos y síntomas de la clamidiosis aviar

Para las aves en cautiverio, el período de incubación varía de tres días a varias semanas; sin embargo, las infecciones latentes son comunes y la enfermedad activa puede presentarse después de varios años de exposición.

La infección por C. psittaci en las aves puede ser asintomática, o bien, producir una enfermedad aguda, subaguda o crónica. En el cuadro agudo los signos clínicos, al igual que los observados en otras enfermedades sistémicas son: somnolencia, anorexia, plumas erizadas, escalofríos y debilidad general. También se pueden agregar síntomas digestivos (diarrea), respiratorios (descarga nasal, tos) y oculares (conjuntivitis uni o bilateral con abundante flujo lacrimal y fotofobia).

El cuadro crónico lleva a un progresivo desmejoramiento del estado general y pérdida de peso del ave. El porcentaje de mortalidad puede alcanzar al 2,5%, valor que no llama la atención de los criadores de estas aves, permitiendo entonces una mayor difusión del microorganismo.

Las manifestaciones clínicas y la mortalidad de las aves infectadas dependerán de la virulencia de la cepa, de la dosis infectante, factores de estrés, especie y edad del ave y extensión del tratamiento.

El cuadro asintomático se presenta con mayor frecuencia en las palomas y en las aves psitácidas. De hecho, en nuestro estudio, la totalidad de las palomas seropositivas capturadas en la Región Metropolitana, no mostraron signos clínicos, atribuyéndose esta situación a exposición previa o a infección inaparente.

Enfermedad en el hombre

La infección en el hombre tradicionalmente se ha denominado psitacosis más que clamidiosis, como una manera de diferenciarla de otras patologías provocadas por bacterias de otras especies pero del mismo grupo y que no son zoonóticas. Entre ellas, destaca C. pneumoniae como agente causante de neumonías y C. trachomatis como etiología de diversas alteraciones genito-urinarias tanto en el hombre como en la mujer.

La mayor parte de las infecciones por C. psittaci en el hombre resulta de la exposición a aves de compañía (mascotas), especialmente a aves psitácidas, por lo que el grupo de mayor riesgo lo constituirían los dueños, criadores de aves y personal que trabaja en tiendas de mascotas o que manipulan con sus productos; sin embargo, también se ha informado la transmisión hacia el hombre desde aves de vida libre, incluyendo palomas, aves de rapiña y aves costeras. La infección se produce cuando la persona inhala la bacteria presente en las secreciones respiratorias o en el polvillo que forman las fecas secas de aves portadoras o enfermas. Otra forma de transmisión es por picotazos y por manipulación de plumas y tejidos de aves infectadas. Es importante tener presente que una breve exposición con aves infectadas puede conducir a una infección sintomática en el hombre. Esta situación debe ser considerada en el análisis epidemiológico de un brote, o bien, en la anamnesis clínica, ya que algunos pacientes no recuerdan haber tenido contacto con aves. La transmisión hombre a hombre se ha sugerido, pero no ha sido aún comprobada.

Signos clínicos y síntomas

El período de incubación es de 5 a 14 días y la severidad de la enfermedad varía desde malestar inaparente a enfermedad sistémica con neumonia severa, presentándose de manera más frecuente síntomas similares a una influenza. La tasa de mortalidad en los pacientes con enfermedad severa puede alcanzar al 15-20%, en ausencia de terapia antimicrobiana. valor que desciende a menos de 1 % cuando se aplica el tratamiento adecuado.

Las personas con infección sintomática presentan fiebre súbita, escalofríos, cefalea, malestar general y mialgia (dolor muscular). Por lo general, se presenta tos no productiva que puede estar acompañada con dificultad respiratoria.

La psitacosis puede afectar otros órganos además del tracto respiratorio y producir endocarditis, miocarditis, hepatitis, artritis, queratoconjuntivitis y encefalitis. En mujeres embarazadas se ha descrito falla respiratoria, trombocitopenia, hepatitis y muerte fetal.

Diagnóstico

Tanto para las aves como para el hombre, existe el diagnóstico directo (aislamiento e identificación bacteriana) e indirecto (detección de anticuerpos). El diagnóstico directo por cutlivo debe realizarse en huevos embrionados o en cultivo de tejidos, por tratarse de una bacteria de desarrollo intracelular obligado. Estas técnicas se llevan a cabo en laboratorios altamente especializados que deben contar con personal capacitado, métodos necesarios para identificar los aislados, además de cumplir con estrictas normas de bioseguridad que protejan a los profesionales involucrados. Estos son los principales factores que hacen que el aislamiento no sea utilizado como método de rutina. Se han implementado técnicas que detectan partículas antigénicas directamente en la muestra clínica, sin ser necesaria la multiplicación de las bacterias ni tampoco su sobrevivencia. Entre ellas destacan PCR, inmunofluorescencia directa con anticuerpos monoclonales y ELISA. La interpretación de un resultado negativo en aves asintomáticas mediante estas técnicas debe ser realizada con cautela, ya que se debe considerar la eliminación intermitente de partículas antigénicas.

Entre los métodos diagnósticos indirectos, se encuentran Fijación de Complemento (FC), aglutinación, ELISA e Inmunoflorescencia indirecta (IFI), algunos de los cuales están disponibles como kit en el mercado nacional,

En el país, el diagnóstico de la enfermedad en el hombre se realiza en escasos laboratorios especializados En Veterinaria, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), somete a cuarentena las aves que ingresan al país y les realiza una prueba de Fijación de Complemento.

Tratamiento

En las aves, así como también en el hombre la droga de elección es la tetraciclina, pudiendo administrarse en el alimento (clortetraciclina), o por vía parenteral (doxiciclina u oxitetraciclina) durante 45 días.

Se recomiendan las siguientes modalidades para el tratamiento:

Alimento medicado: el único alimento dado a las aves durante todo el tratamiento debe ser el alimento medicado. Su aceptación es variable, por lo tanto su consumo debe ser monitoreado; su aceptación se facilita adaptando a las aves a un alimento similar, pero no medicado. El tratamiento comienza cuando las aves lo aceptan como único alimento en su dieta. Ejemplos de alimentos medicados son: Dietas de afrecho preparados con maíz y arroz con 1% o más de clortetraciclina (CTC) y menos de 0.7% de calcio. Pellets y productos extruídos que contengan 1 % de CTC.

Agua medicada: dosis de 400mg de doxiciclina/ litro de agua en cacatúas, y 400-600mg/litro de agua en papagayos pueden mantener concentraciones terapéuticas adecuadas. No hay información para otras especies, pero el uso empírico de 400mg/litro de agua ha tenido éxito en muchas aves psitácidas (excluyendo a los periquitos). Puede presentarse toxicidad a la droga durante el tratamiento, siendo necesaria la vigilancia de un Médico Veterinario con experiencia. Los signos de toxicidad incluyen depresión, inactividad, disminución del apetito, orina verde o amarilla y pruebas hepáticas alteradas. Si esto ocurre, la medicación debe suspenderse hasta la recuperación, para luego, reiniciar el tratamiento con un régimen diferente.

Doxiciclina oral: la doxiciclina. Como jarabe, es la droga de elección para el tratamiento oral. Las dosis varían entre 25 a 50 mg/kde peso una vez al día según la especie de ave. Si las aves regurgitan la droga, se usará otro método de tratamiento.

Doxiciclina inyectable: la inyección en el músculo pectoral es el método más fácil de tratamiento, pero no todas las formulaciones de doxiciclina están disponibles para esta vía. Las formulaciones disponibles de doxi y oxitetraciclina de larga acción pueden causar irritación en el sitio de inyección, por lo que se sugiere esta vía sólo para iniciar el tratamiento en aves que rehúsan comer, o bien, en aquellas que están severamente afectadas.

Independiente de la forma de administración del antibiótico, no siempre se asegura la completa eliminación de la infección, de ahí que se recomiende la supervisión de un Médico Veterinario durante todo este período. Es importante considerar la posibilidad de reinfección de las aves tratadas, por lo que no deben exponerse a aves no medicadas o a otras posibles fuentes de infección.

Durante el tratamiento, es necesario proteger a las aves de un estrés como enfriamiento, transporte y malnutrición , ya que ellos reducen la efectividad del tratamiento y promueven el desarrollo de infecciones secundarias con otras bacterias o levaduras. Se debe observar diariamente a las aves y controlarles el peso cada 3-7 días; si no mantienen el peso, el tratamiento debe ser reevaluado por el Médico Veterinario. Es conveniente aislar las aves en jaulas limpias, evitando el hacinamiento, suministrándoles diariamente agua fresca y vitaminas, cuidando las altas concentraciones de calcio o de otros cationes bivalentes en la dieta, ya que ellos inhiben la absorción de las tetraciclinas.

Prevención. En ausencia de una vacuna disponible, es necesario tener presente una serie de medidas con el objeto de evitar la transmisión de la enfermedad de las aves al hombre o a otras aves.

Medidas Preventivas:

Proteger a las personas frente al riesgo, informándoles que tienen contacto con aves posiblemente infectadas, la naturaleza de la enfermedad y sobre todo, la necesidad de usar ropa y elementos protectores adecuados en el momento de manejar las aves o sus jaulas. Mantener registros exactos de todas las transacciones relacionadas con aves para identificar el origen de aves infectadas y de las personas potencialmente expuestas. Los registros deben incluir la fecha de compra, especies de aves compradas, su origen, como también cualquier enfermedad o muerte producida en ellas. Además, el vendedor deberá anotar el nombre, la dirección y el número de teléfono del cliente. Evitar la compra o venta de aves que presenten signos de clamidiosis aviar: Descarga ocular o nasal, diarrea o estado de emaciación. Aislar las aves recién adquiridas por 30-45 días e intentar un diagnóstico directo o indirecto. Como medida alternativa, iniciar un tratamiento, antes de agregarlas al grupo. Lavar y desinfectar periódicamente las jaulas, comederos, bebederos y en general todo lo que tenga contacto con las aves y sus desechos. C. psittaci es susceptible a la mayoría de los desinfectantes, como también al calor; sin embargo, es resistente a la acción de ácidos y álcalis. Son efectivos los derivados de amonio cuaternario a una dilución 1: 1.000, el alcohol isopropílico al 70%, el cresol al 1 % y clorofenoles diluidos 1:100. Para prevenir la diseminación de la infección se debe aislar las aves que requieran tratamiento, lavar y desinfectar de inmediato los artículos que permitan dicho proceso y eliminar aquellos que no pueden ser desinfectados en forma adecuada. Es importante destacar la desinfección del piso para evitar la contaminación por aerosoles.